18 abril 2008

Me tapas los ojos con tu pañuelo rojo y te vas

Después de una importante desconexión con el mundo real, he vuelto a la vida. Semanita de descontrol y pérdida de obligaciones en Punta Cana. Sobredosis de reggaetón, bachatas, merengues y demás ritmos caribeños.

El daño ha sido grave. Creía que volvería odiándolo, pero he vuelto habiéndole cogido un cierto gusto al reggaetón. Eso si, partiendo de una base, lo que nos llega aquí y nos atrona en radios y discotecas son las sobras de todo lo que se cuece en la República Dominicana. Supongo que será algo análogo a la imagen que puedan tener de España a la vista de los productos que solemos exportar de forma mayoritaria (veanse, Bisbales y Julios Iglesias).

Lo que me devolvió a la vida, sin duda ninguna, fue ponerme el iPod de un amigo en el aeropuerto de Punta Cana que me dijo:"Ove, escucha esto". Y empezó a sonar la voz de Ariel Rot a duo con Bunbury cantando 'Adios carnaval'. El rock volvió a fluir de los oidos a mis venas.

La redención de Quique González en Valladolid

Quique González y la Aristocracia del Barrio llegaron a Valladolid. La expectación era máxima, entradas agotadas, el Auditorio de la Feria de Muestras lleno a rebosar, y el público hambriento de rock and roll y buena música. La espera no fue muy larga y entre el patio de butacas había presencias ilustres como la del gran Pancho Varona que se acercó a la capital del Pisuerga para ver en directo a Quique y los suyos.

El madrileño presentaban su último trabajo “Avería y redención#7” que significa un cambio en su carrera con nueva banda –solo repite Jacob al bajo en la grabación del disco y Javi Pedreira con las guitarras de la anterior gira-, abandonando la guía de Carlos Raya en la producción lo que ha significado una evolución en su sonido alejándose del rock clásico, pero sin renegar en ningún momento de él.

Y esto se notó, y mucho, en el directo. Las guitarras de Javi Pedreira guiaron el show en el que se vio la inmensa calidad de sus músicos, las travesuras de éste con las seis cuerdas y el impresionante repertorio de sonidos que consigue arrancar de ellas hizo vibrar al público y a su propia banda que intercambiaba miradas de complicidad mientras Pedreira “cacharreaba” con sus pedales.

El otro cambio en la banda es el de Karlos Arancegui en la batería, ex de la banda de Iván Ferreiro, ocupando el puesto de Toni Jurado. Chocante cambio de estilo entre la intensidad y potencia en las baquetas de Jurado frente al minimalismo y la sensibilidad de Arancegui. Llevando el ritmo de forma impecable junto al bajo de Jacob, Karlos Aráncegui demostró su versatilidad desde los acompañamientos más intimistas de temas como ‘Doble fila’ que abría el show, al rock más contundente del ‘Vidas cruzadas’ que cerró la noche.

Respecto al repertorio, la mayor parte de “Avería y redención” desfiló por encima del escenario. La canción que da título al disco quedó en principio huérfana de padre sin la voz de su coautor, Lieva de Pereza, pero los aristócratas supieron suplir esa ausencia, con Quique sentado a bordo de su teclado tuneado al estilo de un Ford Capri, con sus faros, espejos, su Elvis colgando del parabrisas e incluso los dados colgando del espejo. La primera que apareció de sus anteriores discos fue el autobiográfico ‘73’, un repaso a la generación de que creció por las calles de su barrio y en un alto porcentaje sucumbieron a las garras de la heroína. Después se fue haciendo un repaso intercalando temas nuevos con cásicos como ‘Pequeño rock and roll’, ‘Polvo en el aire’ o ‘Salitre’. La sorpresa vino con la inédita ‘La luna debajo del brazo (I’m coming)’, una nueva joya que está presentando en sociedad el solo con la guitarra mientras progresivamente se va incorporando el resto de la banda seduciendo al público diciendo eso de “¿cuándo vas a venir otra vez por aquí? I’m coming”.

Había muchas ganas de verlo, nombrado mejor disco de 2007 por diferentes y prestigiosas publicaciones, una banda en muy buena forma y un artista como Quique González en estado de gracia. La banda disfrutó del concierto encima del escenario y el público aportó ese feed back necesario para calificar una noche como inolvidable.

Ove

Gracias a Esther por la foto-Telecaster ;)